El
amor al prójimo
Los mandamientos
más grandes en la ley son amar a Dios y amar al prójimo. En el relato del buen
samaritano (Lc. 10:30-35), el Hijo de Dios dio una idea clara de quién es el
prójimo y de que el amor al prójimo significa no cerrar los ojos ante la
necesidad de los demás, sino proveer ayuda. El modo de practicarlo puede
deducirse también de la parábola del juicio de las naciones (Mt. 25:35-36).
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